Entrevista a IntePsicologiaBilbao.es
Entrevistamos a Sebastián González que, junto a su socia Lorena, dirige INTE, un gabinete psicológico situado en Bilbao desde hace ya 17 años. Veamos qué podemos aprender sobre el maravilloso mundo de la psicología.
Estrés, ansiedad, depresión… ¿Saben los pacientes discernir cuando tienen estos problemas o acudimos al psicólogo como último remedio?
Afortunadamente, en la actualidad, las personas tienen mucha más información sobre psicología y tienden a acudir antes a los profesionales de la salud mental. Sin embargo, aunque son conscientes de su malestar y sufrimiento, no saben la problemática que sufren; han oído, alguien les ha dicho, han leído en prensa o Internet… Aquí todavía hay mucho que hacer por parte de los psicólogos en particular, y por los profesionales de la salud mental en general; hacer un buen diagnostico e informar con claridad al paciente sobre lo que le pasa y el tratamiento a seguir.
¿Qué detonante hace lanzarse al cliente a buscar la ayuda de profesionales?
Depende. En trastornos de ansiedad, por ejemplo, es muy habitual, que la persona haya tenido un ataque de ansiedad ante algún estimulo o situación a los que antes respondía con normalidad (por ejemplo subir en ascensor). En trastornos depresivos es normal que venga derivado por un familiar preocupado. Sinceramente, creo que hay tantos detonantes como pacientes, aunque a todos les impulsa la angustia y el sufrimiento emocionales.
Imagino que será difícil relacionar los síntomas que uno tiene con la especialidad o profesional más adecuado, ¿no crees?
Buena pregunta, sobre todo en la disciplina de la ciencia psicológica, en la cual parece tener cabida de todo.
La psicología es una ciencia, y como tal tiene sus especialidades. El psicólogo clínico, que está preparado para evaluar y tratar los trastornos psicológicos y los problemas de conducta; el psicólogo deportivo, especializado en temas de motivación y manejo de la ansiedad en el deporte de élite…etc.
Al final no es tan importante la especialidad, como la formación del profesional. Con esto quiero decir que tanto el psicólogo clínico, como el deportivo tendrán que tener la formación adecuada para enseñar a un agorafóbico o a un atleta de élite a manejar de forma adecuada la ansiedad para que superen, uno su patología, y el otro las exigencias de su profesión.
¿Seguimos viendo con cierto estigma los tratamientos psicológicos o ya hemos superado esos prejuicios?
Se siguen viendo con cierto estigma, pero nada que ver con hace 15 años, donde nadie se atrevía a decir que iba al “loquero”. Ahora se asume con mayor normalidad, aunque todavía queda mucho trabajo que hacer, sobre todo a nivel preventivo y de diagnostico prematuro de las patologías.
La gente sigue acudiendo al psicólogo o psiquiatra en general tarde, con lo cual el tratamiento se convierte en algo más trabajoso y lento. Tenemos que conseguir que las personas lleguen antes a las consultas y que los problemas psicológicos se traten antes, cuando son un catarro, no cuando se han convertido en una neumonía, y para eso es necesario ver la enfermedad psicológica con mayor normalidad.
No debemos olvidar que, sólo en problemas de ansiedad, en la actualidad hay un 25% de la población que los sufre.
¿La crisis ha influido en alguna medida a vuestra actividad como psicólogos?
Pues sí, ha afectado. La gente abandona las terapias por falta de recursos económicos. Hay más terapias de pareja que antes de la crisis. También se ha dado un aumento de pacientes, sobre todo con problemas de ansiedad. Y también se ha dado otro efecto importantísimo. Al tener menos dinero a causa de la crisis, los pacientes espacian más las sesiones y eso afecta a que el tratamiento lleva más tiempo, con lo cual lleva más tiempo solucionar los trastornos.
Por nuestro lado, intentamos dar todo tipo de facilidades para que el paciente no tenga que abandonar su terapia.
¿Hay algún sector o tipo de clientes especialmente afectado por la crisis?
La gente joven. Con menos recursos y con mas presiones a todos los niveles. Ahora mismo es una cuasipandemia. Gente sobradamente preparada formativamente, pero deficitaria en el manejo de la ansiedad, el afrontamiento a la frustración, las habilidades sociales…, y en una sociedad que pone muchas trabas a su desarrollo personal con cierta dignidad.
El otro día me contaba una paciente: “He estudiado ingeniería, dos masters y trabajo en Iberdrola 8 horas diarias cobrando 640 € y tengo que pagarme la comida y el trasporte, y encima tengo que estar agradecida por tener trabajo.”
¿Qué objetivos a medio o largo plazo se les plantea a esta generación?
Por vuestra experiencia, ¿cuál es el problema más común de las parejas que acuden a terapia?
La resolución de conflictos, las distorsiones cognitivas y la comunicación son la piedra angular.
Los conflictos o discusiones no son malos en pareja, es la capacidad que tengamos para solucionarlos lo que marca la diferencia.
Igualmente, lo que pensamos de la relación o las falacias que tengamos respecto a lo que debe ser la pareja, también afectan en gran medida al buen funcionamiento de la misma. En muchos sentidos, somos lo que pensamos. Y en pareja tendemos a pensar en lo que pensara el otro antes de pararnos a pensar en que queremos nosotros.
Ahora se han puesto de moda programas como “Hermano Mayor”, donde vemos adolescentes con terribles problemas de conducta. ¿Qué opinión te merece este programa? ¿Cómo afecta la imagen que proyecta a vuestra profesión?
La palabra sería escepticismo. Tiene un enfoque psicológicamente interesante, pero el medio televisivo hace que se tenga que meter todo con calzador. Profesionalmente da una sensación de que “todo va demasiado bien de repente”. Pero en psicología esto no funciona así, todo lleva un proceso con una progresión más lenta pero más constante.
En cuanto a cómo afecta a nuestra imagen creo que, paradójicamente, lo hace de forma positiva, pues creo que muestra que se puede cambiar con la ayuda necesaria. Y eso es importante, incluso en casos extremos.
¿Y qué me dices de Internet? ¿En qué medida habéis notado cambios entre la era analógica y la digital?
En un aspecto fundamental. La gente viene más informada. A veces esto es positivo, otras veces no lo es tanto, pues en esta era global en Internet está todo; lo adecuado y lo inadecuado. Por eso, a veces, las personas traen unas ideas absolutamente equivocadas sobre la psicología y sobre lo que les pasa.
Nos gusta acabar las entrevistas con alguna sugerencia literaria. ¿Te inspiró algún libro o autor para convertirte en profesional de la psicología?
Si. Para mi hubo uno muy importante: “Walden Dos” de Burrus F. Skinner. Con él me pico el gusanillo en 5º de carrera por la psicología como ciencia del comportamiento humano y no como una entelequia.